lunes, 5 de enero de 2009

La hilacha.


Durante estas últimas dos semanas he estado siguiendo, a través de este portal, el tema del crimen de Pamela Silva, la nena de 11 años que fue brutalmente asesinada en Maldonado. Casi todos los días entraba en el portal y veía la ya conocida foto de Pamela, leía las noticias en torno al caso (que muchas veces eran escalofriantes y otras contradictorias y poco claras) y los comentarios de los demás usuarios.

En primer lugar debo hacer una puntualización: repudio en un cien por ciento lo que le pasó a esta nena. Calculo que esto no es raro; creo que a la mayoría de nosotros nos debe estrujar el alma saber lo que vivió Pamela esa noche y durante el tiempo que fue abusada y/o prostituida (esto todavía no está claro, al menos para mí). Y también me estruja el alma saber que muchas otras personas deben estar pasando por lo mismo, sin que nadie se entere. Por lo tanto, no creo ser original en mis sentimientos hacia todo esto.

Ahora, lo que me alarma sobremanera son algunos comentarios que han dejado algunos usuarios de este portal. Comentarios del tipo “Pena de muerte ya para estos monstruos por método de tortura”, o “Hay que mandarlos a todos para Tacuarembó” (haciendo referencia al caso de linchamiento de un preso en la cárcel de aquel departamento, por parte de otros presos y de dos carceleros, por un crimen similar), o “Justicia por mano propia para estos hijos de puta”, o “Sr. Juez, entregue a este hijo de puta al pueblo para que se haga justicia”, etc.

Vuelvo a decirlo: lo que le pasó a Pamela es deplorable, y los responsables de esto son unos hijos de puta con todas las letras. La verdad es que a mí no me cabe en la cabeza cómo alguien puede hacer este tipo de cosas; creo que nadie en su sano juicio podría llegar a hacer una cosa de éstas. Pero claro, se ve que los involucrados no estaban en su sano juicio, obviamente.

Pero que haya gente que exija la pena de muerte para estos individuos es algo que me preocupa profundamente, más allá que estoy totalmente en contra de la pena de muerte.

Yo no soy madre, así que obviamente no puedo saber qué se siente cuando a un hijo le pasan este tipo de cosas. Pero me lo puedo llegar a imaginar, creo. Puedo llegar a imaginar la rabia, el dolor, la impotencia, el asco, el espanto. Creo que no hace falta ser madre para sentir de esta forma cuando ocurre este tipo de hechos. Creo que lo único que hace falta es no ser indiferente.

La cuestión pasa por otro lado, me parece. Considero que la cuestión es que estas personas que plantearon sus exigencias tan vehementemente y con una rabia y un dolor que considero totalmente legítimos, no se han puesto a pensar en las verdaderas implicancias de lo que exigen. Lo que implican para ellos mismos.

Porque, yo me pregunto, ¿cuál es la diferencia entre esta gente y los presos de Tacuarembó, que hicieron justicia por mano propia? ¿Qué los hace diferentes? ¿Solamente que unos están presos y otros no?

Estos usuarios no se dan cuentan que a través de su expresión de deseo se están igualando a los presos de Tacuarembó; son tan o más crueles y sanguinarios que los presos de Tacuarembó. Están exigiendo que la Justicia debe ser ésa practicada en Tacuarembó, sin darse cuenta que son ellos mismos los que han mandado presos a estos hombres, por los motivos que sean. No se dan cuenta que son su Justicia, sus Leyes, sus Jueces los que deciden que estos hombres estén presos. Entonces, por un lado, merecen estar confinados, en condiciones infrahumanas, y por otro lado, son los superhéroes del momento, dignos de reverencia. Un razonamiento del tipo "Se los mandamos para allá y que se maten entre ellos; nosotros que somos gente de bien no nos vamos a ensuciar las manos..." Contradicciones del sistema, que le dicen.

Me parece que, como en muchos otros aspectos de la vida en sociedad, acá hay un fuertísimo componente de hipocresía. Somos súper civilizados, hasta que nos sale la bestia de adentro; confiamos y somos orgullosos de nuestra Justicia, hasta que los que quiebran las leyes pasan a ser motivo de orgullo; nos vanagloriamos de nuestra supuesta tradición de respeto a los derechos humanos, hasta que mostramos la hilacha.

No se, estas son apenas una reflexiones. No es un tema agotado ni mucho menos. Apreciaré los comentarios al respecto.

Una última puntualización, y si hay algún abogado o alguien en vías de serlo por la vuelta capaz que me puede ayudar: el Estado uruguayo ha ratificado algunos acuerdos internacionales (no estoy segura cuáles, por eso pido ayuda de algún leguleyo) que impiden que un Estado que haya abolido la pena de muerte, como es el caso de Uruguay, vuelva a implementarla. De lo contrario esto acarrearía sanciones internacionales. De vuelta, si hay alguien que sepa más de esto, no dude en explicarlo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mariana, alguna vez leés tus artículos después que los escribís, no digo para corregir la ortografía o la forma, sino para ver lo que escribiste y lo que dice.
Hace un momento te dejé un comentario en otro artículo, el del programa de Sara "chillona" Perrone, sin embargo no lo hubiera hecho si hubiese leído este antes.
Volvé a leer este artículo y hacete una auto-crítica, por que hasta ahora me parecías una persona bien inteligente y que se enfrenta a sus prejuicios burgueses, pero acá destilás todos esos prejuicios que en otros tratás de dominar o derrotar.

Mariana dijo...

¿Si leo mis artículos después de escribirlos y publicarlos? Sí, muchísimas veces. Te diría que casi cada vez que alguien comenta sobre ese artículo.

¿Que tengo prejuicios burgueses? No tengas la menor duda, así como vos debés tener los tuyos propios.

¿Que trato de pelear contra ellos? Todo el tiempo. A veces les gano, y otras no.

Según tu punto de vista, esta vez yo no le gano a mis prejuicios. Está bien, puede ser.
Ahora, me gustaría que te explicaras un poco más, que me dijeras por qué derrepente yo pasé de ser una "persona bien inteligente" (habría que definir "inteligencia"), para pasar a no serlo...

No se, capáz que los prejuicios sos vos...

Ah, ¿y cómo es tu nombre? ¿Cómo tengo que dirigirme a vos?
Digo, porque es muy fácil subirse al púlpito y decir qué está bien y qué no cuando uno o una es "Anónimo"...