Siempre creí que era un invento, una tara de mujeres reprimidas que vivían sus procesos fisiológicos naturales como impuros o vergonzantes, mujeres que somatizaban esas vergüenzas y esos pudores a través de síntomas físicos de variada índole. También pensaba que era una manifestación del leve retraso mental de algunos hombres machistas, que justificaban sus múltiples limitaciones a la hora de relacionarse con una mujer a través de la invocación de “esos días”.
Debo reconocer que yo escupía para arriba.
Por si alguien aún no se ha dado cuenta estoy hablando del síndrome pre-menstrual (SPM) y de la menstruación misma, así que si hay alguien leyendo esto a quien estos temas le resulten ofensivos de alguna manera; a quien no le interese en absoluto; o a quien, que una mujer hable o escriba libremente sobre estas cuestiones, le parezca la demostración más cabal de que al mundo le falta un tornillo (“que venga un mecánico”, como cantaba Gardel), que ya no hay valores ni moral, que la juventú está perdida y toda endrogada, se puede ir tranquilamente, sin necesidad de que siga leyendo y sin necesidad de comentar nada. Después no se aceptan reclamos. Hecha esta aclaración, prosigo.
Pues bien, hasta hace un tiempito, yo no sufría de SPM. Como expliqué más arriba, incluso desconfiaba de su existencia. Hasta que, hace alrededor de dos años, me di cuenta que yo también lo padecía. Y me di cuenta porque me puse a llorar por una pavada que en cualquier otro día del mes me hubiera sido totalmente indiferente. Y ahí supe que eran las hormonas llorando (buen Dark Knight, si aún sigue leyendo, es bajo su propio riesgo).
Y la verdá que el SPM no es joda. Una anda toda hecha pelota, inflamada, dolorida, con cólicos, congestionada, una porquería. Y además una anda hiper-sensible, llorona, con la autoestima “felpudo”, insegura, reclamando aprobación, demandando mimos, pero a la vez clamando que nos dejen tranquilas y reprochando que nadie nos entiende, especialmente “los hombres”. Y a la vez es uno de los momentos del mes en que la libido está más alta, y es cuando más ganas tenemos de tener relaciones sexuales, lo cual a veces no es posible, o por lo menos incómodo, por razones varias. Bueno, esto es lo que le pasa generalmente a las mujeres que pasamos por el SPM; puede ser que no le pase a todas.
Además, con la cuestión de la menstruación se suscita un fenómeno por demás interesante: cuando varias mujeres viven juntas o pasan varias horas al día juntas, en el trabajo por ejemplo, sus ciclos menstruales tienden a “ajustarse”, de manera tal que sus menstruaciones llegan en la misma fecha, días más, días menos. Los y las que vivimos con más de una mujer sabemos cómo es eso. Los que no viven con mujeres imagínense tener a una fémina padeciendo los síntomas anteriormente consignados, y luego multiplíquenlo por dos o por tres o por el número que ustedes quieran y van a tener una pálida idea de lo que estoy hablando.
Algo que sí me molesta bastante es cuando una se encuentra en “esos días”, y debido a la incomprensión de los demás (generalmente hombres, pero no siempre), una se gana el adjetivo de “histérica”. A esos y esas ignorantes les voy a explicar una cosa, y presten mucha atención así no cometen este error nuevamente: la palabra “histérica” deriva de la palabra latina “hister”, que significa “útero”, y la verdá que yo no tengo la costumbre de sacarme el útero unos días y ponérmelo otros, por lo que soy histérica todos los días, desde que nací por lo menos y si es posible, hasta el día que me muera.*
Pero bueno, estos son puros berrinches de alguien que tiene la vida medianamente solucionada como para tener tiempo y ganas de pensar y escribir sobre estas cuestiones: un berretín burgués.
Y la verdá que prefiero y agradezco poder quejarme de estas cuestiones, antes que no saber lo que es una menstruación, como le pasa a muchas mujeres que empiezan a parir cuando aún son niñas y quedan embarazadas cada diez u once meses, hasta que el cuerpo les dice basta.
Así que: ¡Viva la menstruación! ¡Viva el SPM! ¡Salud a todas las histéricas!
Les dejo un video de Liliana Felipe, histérica orgullosa y genia total.
*Parece que en psicología la palabra “histérica” tiene otras connotaciones, pero por motivos de conveniencia, y para que el artículo me quede bien, no las incluí. De última el blog es mío y escribo lo que quiero. Agradezcan que por lo menos les aviso que les estoy ocultando información. Eso en otros lados no sucede...
Debo reconocer que yo escupía para arriba.
Por si alguien aún no se ha dado cuenta estoy hablando del síndrome pre-menstrual (SPM) y de la menstruación misma, así que si hay alguien leyendo esto a quien estos temas le resulten ofensivos de alguna manera; a quien no le interese en absoluto; o a quien, que una mujer hable o escriba libremente sobre estas cuestiones, le parezca la demostración más cabal de que al mundo le falta un tornillo (“que venga un mecánico”, como cantaba Gardel), que ya no hay valores ni moral, que la juventú está perdida y toda endrogada, se puede ir tranquilamente, sin necesidad de que siga leyendo y sin necesidad de comentar nada. Después no se aceptan reclamos. Hecha esta aclaración, prosigo.
Pues bien, hasta hace un tiempito, yo no sufría de SPM. Como expliqué más arriba, incluso desconfiaba de su existencia. Hasta que, hace alrededor de dos años, me di cuenta que yo también lo padecía. Y me di cuenta porque me puse a llorar por una pavada que en cualquier otro día del mes me hubiera sido totalmente indiferente. Y ahí supe que eran las hormonas llorando (buen Dark Knight, si aún sigue leyendo, es bajo su propio riesgo).
Y la verdá que el SPM no es joda. Una anda toda hecha pelota, inflamada, dolorida, con cólicos, congestionada, una porquería. Y además una anda hiper-sensible, llorona, con la autoestima “felpudo”, insegura, reclamando aprobación, demandando mimos, pero a la vez clamando que nos dejen tranquilas y reprochando que nadie nos entiende, especialmente “los hombres”. Y a la vez es uno de los momentos del mes en que la libido está más alta, y es cuando más ganas tenemos de tener relaciones sexuales, lo cual a veces no es posible, o por lo menos incómodo, por razones varias. Bueno, esto es lo que le pasa generalmente a las mujeres que pasamos por el SPM; puede ser que no le pase a todas.
Además, con la cuestión de la menstruación se suscita un fenómeno por demás interesante: cuando varias mujeres viven juntas o pasan varias horas al día juntas, en el trabajo por ejemplo, sus ciclos menstruales tienden a “ajustarse”, de manera tal que sus menstruaciones llegan en la misma fecha, días más, días menos. Los y las que vivimos con más de una mujer sabemos cómo es eso. Los que no viven con mujeres imagínense tener a una fémina padeciendo los síntomas anteriormente consignados, y luego multiplíquenlo por dos o por tres o por el número que ustedes quieran y van a tener una pálida idea de lo que estoy hablando.
Algo que sí me molesta bastante es cuando una se encuentra en “esos días”, y debido a la incomprensión de los demás (generalmente hombres, pero no siempre), una se gana el adjetivo de “histérica”. A esos y esas ignorantes les voy a explicar una cosa, y presten mucha atención así no cometen este error nuevamente: la palabra “histérica” deriva de la palabra latina “hister”, que significa “útero”, y la verdá que yo no tengo la costumbre de sacarme el útero unos días y ponérmelo otros, por lo que soy histérica todos los días, desde que nací por lo menos y si es posible, hasta el día que me muera.*
Pero bueno, estos son puros berrinches de alguien que tiene la vida medianamente solucionada como para tener tiempo y ganas de pensar y escribir sobre estas cuestiones: un berretín burgués.
Y la verdá que prefiero y agradezco poder quejarme de estas cuestiones, antes que no saber lo que es una menstruación, como le pasa a muchas mujeres que empiezan a parir cuando aún son niñas y quedan embarazadas cada diez u once meses, hasta que el cuerpo les dice basta.
Así que: ¡Viva la menstruación! ¡Viva el SPM! ¡Salud a todas las histéricas!
Les dejo un video de Liliana Felipe, histérica orgullosa y genia total.
*Parece que en psicología la palabra “histérica” tiene otras connotaciones, pero por motivos de conveniencia, y para que el artículo me quede bien, no las incluí. De última el blog es mío y escribo lo que quiero. Agradezcan que por lo menos les aviso que les estoy ocultando información. Eso en otros lados no sucede...
2 comentarios:
ja ja ja..."ta gueno" tu blog. Sos muy divertida. Te encontré primero en el blog de montevideo.com y ví que te mudaste para acá. Talvés me mude yo también. Me llevás algún paquetito?
Te felicito por tu ingenio, por tu desparpajo y libertad al expresarte. Es bueno encontrar estos espacios donde expresarnos.
Saludos.(de Uruguay)
http://blogs.montevideo.com.uy/Isis
Isis: pah, muchas gracias por tu comentario y por todas las cosas que decís sobre como escribo. La verdá que nunca me habían halagado el ingenio ni el desparpajo ni la libertad para expresarme; debo decir que esto se me ha reprochado más de una vez, pero igual no hago caso.
Me voy a pegar una vuelta por tu blog.
No te pierdas.
Salú.
Publicar un comentario